El Domingo pasado la Liturgia nos invitaba a tener oídos pascuales para escuchar la voz del Buen Pastor quien nos llama por nuestro nombre. Porque a Jesus no podemos verle pero somos dichosos porque creemos sin necesidad de verle. Hoy Juan nos dice que Jesus es la Vid y nosotros los sarmientos, remarcandonos esta condición necesaria de estar unidos a la Vid-Jesucristo si queremos dar frutos. Es como nos enseña la naturaleza que una misma savia circula desde la raíz por el tallo a las ramas, igualmente en el orden sobrenatural una misma vida circula entre Jesús y los que estamos unidos a Él por el Bautismo, la Fe y el Amor. Y así la Liturgia en todos los domingos de Pascua escoge los textos que nos enseñan lo que es fundamental  en nuestra  vida de cristianos. Permanecer unidos a Cristo la Vid verdadera. Y para que esto suceda, a Jesús lo encontramos  real y verdaderamente presente en la Eucaristía porque Jesus habita en nosotros como en un templo privilegiado, colmandonos de su gracia y su amor  con todo lo que Él es: Divino y Humano a la vez. San Juan nos recuerda algo muy importante. La coherencia de vida que nos exige permanecer en Jesús Resucitado y así se expresa: " No amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad, que el mandamiento de Dios es: "Que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó"   Feliz Semana.

Bendiciones, Hna. Maria Ruth 
Radio Paulinas Boston