<p>Los judíos despreciaban a sus vecinos samaritanos más aún que a sus opresores romanos. Los samaritanos eran vistos como corruptos, poco sinceros y quienes debían ser evitados a toda costa. Por eso los viajeros de las regiones de Galilea evitaban la ruta más corta a Jerusalén a través de Samaría y en su lugar se desviaban a través de Perea, tomando el camino más largo.</p>
<p>El problema de los samaritanos comenzó cuando Tiglat-Pileser III (745-727 a.C.) se llevó cautiva a Asiria a la mayor parte de la población de Israel para que se estableciera allí. Estos israelitas formaban lo que se conoce como las diez tribus perdidas de Israel. Para completar esta labor de despoblación, el nuevo emperador asirio, Sargón II (722-705 a.C.), llevó al exilio aún a más habitantes del Reino del Norte.</p>
<p>Para unificar el Imperio Asirio, gente de Asiria y de las regiones mesopotámi-cas fue llevada a la tierra de Israel para repoblarla. Así, estos recién llegados se mezclaron con el remanente de Israel, tanto religiosa como étnicamente. Este no es más que un breve resumen de los acontecimientos que tuvieron lugar. Otros incidentes negativos que ocurrieron<em> más</em> tarde, como el intento samaritano de sabotear los esfuerzos de reconstrucción de los exiliados judíos cuando regresaron a su país, solo sirvieron para agravar el problema e intensificar las tensiones entre samaritanos y judíos.</p>
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