Visualización de la montaña para alcanzar la serenidad y aquietar la mente, enfocándonos en el “darse cuenta” de aquello que no somos y con lo que normalmente nos identificamos, como pensamientos y emociones. Con la práctica, la imagen de la montaña queda guardada en nuestro cerebro y podremos traerla en momentos de ansiedad para recordarnos del fondo inalterable que somos en esencia.