La homofobia que más nos duele es la de nuestros padres.

Es este rechazo inicial en nuestras vidas lo que empieza a marcar nuestra perspectiva sobre nosotros y sobre el mundo. La poca comprensión de la homosexualidad de los padres hace que no puedan manejarlo de la mejor forma, pero, es algo que podría aprenderse, ya que así como a muchos nos costó salir del clóset, también los papás tienen que salir del propio clóset.

El mundo útopico en donde todo mundo acepte la homosexualidad es posible, pero no se rema a ese lugar sin el trabajo necesario.

Se necesita construir una relación para poder crear una aceptación hacia la propia homosexualidad, y la de los demás.

El contar nuestras historias es parte fundamental para que esto suceda. Abrirnos para comunicar lo que sentimos, lo que somos y lo que amamos.

Porque por cada ceremonia de amor entre dos hombres, hubo muchas batallas que se ganaron con esfuerzo. Hablar con los padres acerca de la homosexualidad es como levantar un manto enorme que presiona y cubre la relación que se tiene con ellos, pero es necesario encontrar la fuerza para levantar este manto y poder decir: “Papá, mamá, soy Gay”.

Y esto será uno de los más grandes actos de activismo que podamos hacer.

Es difícil, pero, muchas de las cosas que queremos están del otro lado de esta conversación.

Del otro lado existe un universo por explorar.

¡Mucho éxito mi querido hombre homosexual!

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Recuerda que: toda la vida te editaste para encajar, pero es hora, que te re-edites para sobresalir.

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