Francisco Javier Barrionuevo Sànchez

Poema acogido en el libro, El letargo de mi soledad. Nos devuelve un pedazo inspirado de nuestro consumido siglo de oro, un cachito de uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, Don Francisco Gómez de Quevedo y Santibáñez Villegas.

Sepulcral es el silencio cuando el color más intenso de la vida cobra sentido, el amor. Lo olores tiznando el viento, el frío de un vendaval, el calor de los rayos del sol coqueteando con el misterio, el resumido tiempo que se congela ante la imagen perfectamente detallada, el corazón.

La desdicha y pérdida del fruto más ansiado por el hombre, el amor.

Contemplar con tibieza lo andado, contemplar lo que ya está clausurado del pasado y se funde en nuestro ser, en nuestra determinación del presente dando paso al futuro.

Años pasaron desde que su proeza cayera en la mortalidad tan definida, un honor poder recitar parte de sus memorables poesías.