Edurne Baz recuerda la conflictiva relación que las estrellas de cine Marlene Dietrich, Bette Davis y Joan Crawford tuvieron con sus respectivas hijas, autoras de sendos, polémicos y morbosos libros.
Todas ellas escribieron durísimos libros sobre sus madres que parecían crueles y despechados ajustes de cuentas. O, quizá, eran solo un necesario desahogo.
¿Por qué escribir un libro de estas características? ¿Es una forma de venganza por haber tenido que vivir forzosamente a la sombra de un icono? ¿Es un público exorcismo emocional? ¿Puro desahogo? ¿Una forma de conseguir dinero fácil?