Tenemos Que Hablar

De norte a sur, en la región se fortalece la propuesta de imponer mano dura contra el crimen, incluso si se violan los derechos humanos. Esta tesis, que se apoya en líderes políticos como Donald Trump y Nayib Bukele, encierra enormes peligros.

Una acción militar de Estados Unidos no solo no garantiza el retorno de la democracia en Venezuela, sino que proyecta una amenaza velada para gobiernos que, aun siendo democráticos, discrepen de Washington.

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Pero el contexto regional no es el mejor: las cifras de abusos no han bajado, la lucha feminista parece estar estancada y las acciones de los gobiernos no muestran resultados claros. Hasta la presidenta de México fue víctima de acoso a la vista de todos.

La reunión de la COP 30, en Brasil, pone el foco en la protección de la Amazonía, el mayor pulmón del planeta, justo cuando el negacionismo ambientalista parece avanzar en el mundo.

En México, donde más de 133.000 personas siguen desaparecidas y 72.000 cuerpos no han sido identificados, la ONU investiga si hay un patrón sistemático de desapariciones forzadas. Pero el problema se extiende por América Latina, donde hay un resurgimiento de esta práctica, ahora vinculada a redes criminales y actores estatales.