Tomas el discipulo de Jesús, tuvo un comportamiento como el que muchos de nosotros hemos adopgtado en varias oportunidades: Pedir señales a Dios o a Jesús como muestra de su existir, de su resurrección de su poder, etc.
Sin emabargo, Jesús con tono de amor y de tristeza nos dice: No seas incredulo, sino cree. Nos recuerda que somos bienaventurados cuando creemos a pesar de no haber visto a Jesús resucitado; pero, en las escrituras tenemos la verdad de su muerte, resurección y el Espíritu Santo nos convence de que esto es real, así que leamosla todos los días.
No seamos incredulos, sino creyentes porque Jesús es más real que cualquiera de nosotros.