La primera noche compartida: fuego y memoria en el mundo neandertal
DEC 24, 2025103 MIN
La primera noche compartida: fuego y memoria en el mundo neandertal
DEC 24, 2025103 MIN
Description
La idea de este episodio nació a partir de la lectura de un artículo científico publicado el pasado 10 de diciembre de 2025 en la revista Nature, titulado “La evidencia más temprana de hacer fuego”, por parte de un equipo internacional de arqueólogos y paleoantropólogos encabezado por Rob Davis del Museo Británico, Marcus Hatch de la Universidad Queen Mary de Londres y Sally Hoare de la Universidad de Liverpool, en el cual presentan la evidencia más antigua conocida de producción deliberada de fuego por parte de homininos a partir de hallazgos en la localidad de Barnham, Suffolk, Inglaterra. Más allá del dato técnico —la percusión de minerales, las huellas térmicas, los contextos arqueológicos— el trabajo invita a una reflexión más amplia: el fuego no es solo una tecnología, sino una frontera. Una frontera entre depender del azar o del entorno, y comenzar a intervenir activamente en él. Leer ese estudio no solo aporta información nueva sobre el pasado profundo, sino que obliga a replantear qué significó, en términos humanos, aprender a “llamar” al fuego.
A partir de esa pregunta —qué cambia cuando el fuego deja de ser un accidente y se vuelve un gesto aprendido— surgió la necesidad de explorar el tema desde otro registro. No para explicar los datos del artículo, sino para pensar en las personas detrás de esos datos: grupos humanos enfrentados al frío, a la pérdida, a la incertidumbre, y obligados a construir sentido en un mundo hostil. El relato que sigue no es una reconstrucción histórica ni una hipótesis científica, sino una pequeña obra literaria original de ficción, que está anclada en lo que hoy sabemos sobre los neandertales y su relación con el fuego. Una forma de acercarnos, desde la imaginación informada, a una de las experiencias más decisivas de nuestra historia como especie.
Desde tiempos muy antiguos, muchas culturas han contado historias sobre un fuego que no estaba dado, sino que fue obtenido, robado o entregado tras un acto de riesgo. Ese motivo —presente en mitos muy distintos entre sí— no habla solo del origen de una técnica, sino de algo más profundo: la experiencia humana de atravesar la oscuridad y asegurar la continuidad del grupo. En pleno invierno, cuando la noche se alarga y el frío obliga a reunirse, el fuego se convierte en más que calor: es centro, memoria y promesa de supervivencia. Celebraciones actuales como la Navidad, con su énfasis en la luz en medio de la oscuridad, la reunión familiar y el recuerdo de los ausentes, no descienden directamente de esos mitos antiguos, pero dialogan con la misma necesidad humana recurrente. Este episodio se sitúa en ese cruce: entre ciencia, mito y memoria, aprovechando un momento del año que sigue recordándonos por qué encender una llama —real o simbólica— nunca ha sido un gesto trivial.
Es probable que nunca lleguemos a conocer las palabras específicas con las que los neandertales nombraron el fuego, el viento o a los animales que compartieron su entorno. Tampoco podemos reconstruir con precisión los relatos que transmitieron ni el significado consciente que atribuían a ciertos gestos repetidos. Sin embargo, la evidencia disponible permite afirmar que, frente a condiciones ambientales adversas, estos grupos humanos se reunían alrededor del fuego, compartían recursos, cuidaban a individuos vulnerables y mantenían vínculos sociales con quienes habían muerto. En ese conjunto de prácticas —el control del fuego, la cohesión del grupo y la preservación de la memoria social— se reconoce un patrón profundamente humano, observable a lo largo del tiempo y del registro arqueológico. Antes de los sistemas simbólicos formalizados y de los calendarios, ya existía la necesidad de luz en la oscuridad, de calor frente al frío y de continuidad frente a la pérdida. Es en ese terreno común donde el pasado profundo y el presente se encuentran.
Antes de los calendarios.
Antes de los dioses.
Antes de las fechas.
Los humanos ya se reunían alrededor del fuego
para no morir de frío
y para no olvidar a los suyos.
Eso es lo que sabemos.
Eso es lo que imaginamos.
Música del capítulo
Dead Can Dance - Nierika
Music For - Slow Shamanic Drums - Grounding to Mother Gaia
Paleowolf - Eternity in Winter / Ethereal Norse Ambient
Chefelf - White Christmas (8bit)
Queensrÿche - White Christmas
Enlaces
Davis, R., Hatch, M., Hoare, S. et al. (2025). Earliest evidence of making fire. Nature. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/398548638_Earliest_evidence_of_making_fire