<p>En el día de hoy comenzaremos a ver la comparación paulina entre Adán y Cristo, y de cómo una decisión de Adán, que fue injusta y pecaminosa, termina arrojando al mundo entero bajo maldición, a sufrir para siempre el reinado tiránico de la muerte, por causa del pecado de uno —que infecta a todos sus descendientes, convirtiéndolos también en míseros pecadores condenados a padecer el fruto de la corrupción del corazón y la muerte espiritual manifestada continuamente en el recordatorio de la muerte corporal—, eso se nos presenta de <em>este lado de la balanza </em>(Adán, por medio de una acción pecaminosa, libera un veneno mortal que infectará a la humanidad para siempre, sin aparente remedio); mientras que, del otro lado de la balanza se nos<b><em> presenta a Jesús —más valioso y precioso que toda la creación junta— </em></b>resolviendo todo este dilema, por medio de <b><em>un acto de justicia</em></b>, en favor de toda la humanidad, y se presenta a Jesús como el único capaz de revertir la maldición de Adán, por medio de su muerte, a través de la fe.<br/>Generación tras generación de pecado y maldición son aniquiladas por medio de la muerte sacrificial de <b><em>uno</em></b>. Resolviendo así la problemática global y eterna causada por <em>unamala</em> decisión de <em>uno</em> de nosotros.<br/>Aquí apreciamos lo que el escritor también esboza en su primera carta a los corintios, cuando declara que “la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25 LBLA). </p><p><a rel="payment" href="https://www.buzzsprout.com/1871309/support">Support the show</a></p>