<p>La ministración de la mesa es más que un acto simbólico; es un encuentro donde Dios trata con el corazón, restaura la identidad y renueva el pacto. En la mesa hay perdón, provisión y dirección; allí el Señor ministra sanidad, afirma promesas y despierta gratitud. Cada vez que nos acercamos con un corazón humilde, Su presencia nos recuerda que no estamos solos y que Su gracia sigue obrando con poder en medio de Su pueblo.</p>